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Organización Mundial de la Salud

El cuidado requiere de un momento,
de un contexto y de un escenario.

“Las universidades, institutos, escuelas, son componentes esenciales en los sistemas de salud, facilitando el desarrollo de la sociedad. Contribuyen eficazmente al logro de las mejores condiciones de vida de los individuos, las familias y las comunidades mediante una formación y una práctica basada en principios de equidad, accesibilidad, cobertura y sostenibilidad de la atención a toda la población. Su reto es dar respuesta oportuna a los cambios permanentes que generan la transformación de los paradigmas en la formación, la práctica y la investigación. Por esta razón se proyectan hacia el mantenimiento de la excelencia técnica de las intervenciones que realizan, teniendo en cuenta los avances sociales, científicos, humanos y tecnológicos”.

Este organismo mundial propone que el camino hacia el logro en la cantidad y calidad de profesionales necesarios según número de habitantes, debe iniciarse con la decisión política de asignarle un rol preponderante a enfermería en los procesos de transformación del sistema de salud.

Una modernización centrando el proceso educativo en las universidades para la formación del recurso humano, generación de conocimientos y metodologías basadas en la integración docencia-servicio-investigación y concretándolo con el compromiso por parte de las instituciones asistenciales, comunitarias y hospitalarias

Cuidar es una ciencia y un arte, exige conocimientos y actitudes especiales y los cuidados son acciones intencionadas y fundadas en ese cuerpo de saberes.

Al hablar de Enfermería como arte, se reconoce la capacidad de creatividad en el cuidado, ya que el mismo es único e irrepetible, pues las personas son seres humanos diferentes, con subjetividades propias. Un cuidado respaldado en el conocimiento enfermero es proporcionado atendiendo a la unicidad de la persona, creativo y adecuado, según su historia familiar y de vinculación con el ambiente. El fin del cuidado es fomentar la autonomía, dignificar la persona, desarrollar la capacidad de cuidarse a sí mismo. El cuidado requiere de un momento, de un contexto y de un escenario.

Los ámbitos de la enfermería son los lugares donde exista la necesidad de cuidar y promover la vida, donde las personas desarrollan su cotidianeidad, donde exista una necesidad o una demanda realizada por una persona, una familia, un grupo o una comunidad.

Según el Informe sobre la Salud en el Mundo 2006, realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se advierte a nivel internacional una escasez “crónica de trabajadores sanitarios bien preparados”, al tiempo que destaca que las 1.600 facultades de medicina y las 6.000 escuelas de enfermería, en conjunto, no están produciendo la cantidad de titulados para enfrentar los problemas de salud. Al respecto, estudios nacionales del Ministerio de Salud de la Nación señalan que en el país hay cerca de 85 mil personas trabajando en la enfermería, de los cuales menos del 5 por ciento poseen título de licenciados en la disciplina.

La OMS así mismo advierte sobre la necesidad de los países de gestionar la migración de trabajadores sanitarios, ya que de no hacerlo, esto puede traer “consecuencias nefastas para la salud”.

En este escenario, en mayo del 2006, la OMS instó a los países miembros a establecer políticas de Estado para formar enfermeros en calidad, cantidad y distribución geográfica según las necesidades de la población.

Al hablar de Enfermería como arte, se reconoce la capacidad de creatividad en el cuidado, ya que el mismo es único e irrepetible, pues las personas son seres humanos diferentes, con subjetividades propias.

“A nivel mundial, una de la preocupaciones es que hay países formadores de recursos humanos y países utilizadores de recursos humanos. Y nosotros estamos entre los formadores, porque vienen de Europa y de Estados Unidos y se llevan contingentes de 20 o 30 personas, con el costo que eso implica para el país”, manifiesta Micozzi (directora de la carrera de enfermería de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), y destaca la gravedad de esta situación al afirmar que “nosotros hacemos el gasto, y ellos utilizan luego el recurso humano formado”.

“A nosotros en enfermería la emigración nos desabastece. Hay países que se ocupan de la formación del recurso humano pero los cobran, porque hacen un convenio con un país que lo necesita. Nosotros no, regalamos al profesional. Y en ese regalo se van los mejores”, destaca con preocupación Micozzi. Aquí surge una paradoja: el número existente es insuficiente para las necesidades sanitarias locales, y estos mismos profesionales son requeridos por consultoras extranjeras para cubrir sus propios déficit.

Las autoridades nacionales no reparan en el daño que se ocasionará a la salud en general, ya que el beneficio individual de estos profesionales, recurso humano formado en nuestro territorio, elevará el deficiente número de profesionales. Debemos tomar conciencia de esta situación grave que, se agudizará aún más con la pérdida de enfermeros calificados y vitales para la atención de la salud de nuestra sociedad.

Aunque el déficit en enfermería es una realidad en muchos países del mundo, Argentina se encuentra muy por debajo de algunos Estados con mayor desarrollo económico. Mientras en Canadá o Estados Unidos la relación es de 80 enfermeros cada 10 mil habitantes, aquí es de 23. La Provincia de Buenos Aires se encuentra incluso por debajo de ese promedio nacional.

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